SALUD MENTAL POSITIVA
Cuando a las personas se les pregunta qué es salud, la respuesta que más se repite, sin lugar a dudas es “ausencia de enfermedad”. La salud es percibida por muchísimas personas como la oportunidad de poder vivir sin preocuparnos sobre las cuestiones de dolor, tristeza, padecimientos; el no tener que ir al doctor ni por estar tomando medicamentos de manera constante y prolongado.
Así es como es percibida la salud. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que la salud es más que eso, aún cuando dicha ausencia de enfermedad es una parte integrante del concepto de salud, hay que recalcar que no conceptualiza a la salud en su manera total, ya que la salud también engloba aspectos psicológicos, social, conductuales, entre otros.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Ya desde que la OMS empiece a percibir a la salud como un aspecto global, abre una brecha para poder atender en sus diferentes aspectos la salud que envuelve al ser humano. De ahí es que algunos científicos empiezan a interesarse en la Salud Mental Positiva (SMP). Marie Jahoda es una de las primeras referencias dentro de psicología al momento de hablar sobre este tema.
Jahoda elabora un modelo proponiendo seis criterios que abordan este tema; tales criterios son: actitudes hacia ti mismo, crecimiento y autoactualización, integración, autonomía, percepción de la realidad y dominio del entorno. Cada uno de esos criterios representa un aspecto de la SMP, desde la perspectiva de Jahoda.
Actitudes hacia ti mismo. Este concepto hace referencia a la importancia de la autopercepción y el autoconcepto que se produce con nuestro diario actuar. Si nosotros consolidamos una concepción propia basada en nuestras habilidades, pasando por aquellos aspectos a mejorar (defectos), podemos tener una visión real sobre nosotros mismos y sobre las capacidades con las que contamos para afrontar cualquier situación problemática. ¿Cuáles son nuestras habilidades y virtudes? ¿Qué aspectos de mi vida aún tengo que mejorar? ¿Realmente soy objetivo al describirme a mí mismo o considero que tengo más habilidades de las reales? ¿Me he llamado inútil, tonto? ¿Considero que soy ineficiente y que nunca cambiaré? Estas ideas, así como algunas otras, nos ayudan a tener una actitud hacia nosotros mismo y a crearnos un autoconcepto de nuestra persona.
Crecimiento y autoactualización. ¿Hacia dónde vamos? ¿Cuál es nuestro objetivo en la vida? ¿Qué es lo más importante para nosotros? ¿Estoy dispuesto a aprender o me estancando pensando que no vale la pena? Algunas de estas preguntas pueden ayudarnos a entender este concepto que habla a lo que hacemos con nuestra vida y si respondemos a la “misión” que a cada uno nos toca, que puede ir desde el más pequeño acto (pero no por eso menos importante), hasta actos globales en beneficio nuestro y de todos.
Integración. Hace referencia a la capacidad de poder incluir en nuestra vida todas aquellas experiencias que nos suceden, tanto positivas como negativas; así como la capacidad para poder aceptar en integridad. ¿Cómo soy? ¿Quién soy? ¿Aquella experiencia, sea positiva o negativa, me ayudó a mi crecimiento personal? Estas pueden ser preguntas que nos ayuden a darnos cuenta si somos capaces de integrar cada aspecto de nuestra vida y de nosotros mismos en nuestra percepción.
Autonomía. ¿Las decisiones que tomo provienen de mi propia libertad? ¿Soy responsable con mis elecciones? ¿O acaso siempre hay alguien que elige por mí? ¿Prefiero la comodidad de justificar mis acciones responsabilizando a las circunstancias o a otras personas? Autonomía nos habla en cómo nos relacionamos con el mundo que nos rodea y con nuestros semejantes, y cómo nuestras decisiones no sólo nos incluyen a nosotros, sino a todos los demás, evitando afectar a los demás y siendo responsable de nuestros actos y de las consecuencias que estas traen.
Percepción de la realidad. Este criterio implica nuestra capacidad para percibir adecuadamente la realidad, es decir, poder darnos cuenta de las circunstancias de manera objetiva evitando en lo posible hacer juicios e inmiscuyendo lo que creemos sobre el mundo. Una adecuada percepción de la realidad nos dará herramientas para saber la manera más eficiente de resolver alguna problemática; por el contrario, una percepción errónea, únicamente nos creará tensiones.
Dominio del entorno. ¿Logro adaptarme rápidamente ante las situaciones cambiantes de la vida? ¿Sé cuál es la mejor manera de resolver los problemas? ¿O por el contrario me complico al querer afrontar una situación problemática? Este aspecto, está vinculado a dos temas fundamentales como son el éxito (que hace énfasis en el logro y alcanzar los resultados) y en la adaptación (que hace referencia al proceso para llegar a la meta).
Cada uno de estos criterios propuestos por Jahoda, nos hablan sobre aspectos de la SMP. Desde la idea original de ella, si logramos mantener un equilibrio en cada uno de estos aspectos, encontraremos un bienestar que no se verá mermado con facilidad.
Por otro lado, Viktor Frankl revoluciona la concepción de la felicidad, y por ende, de la SMP al afirmar: “yo diría que lo que el hombre quiere realmente no es, al fin y al cabo, la felicidad en sí, sino un motivo para ser feliz. En cuanto lo encuentra, la felicidad y el placer surgen por sí mismos”. Desde esta nueva visión, la SMP se presentaría en el momento que somos capaces de encontrar un motivo que nos permite afrontar “con la cara en alto”, cualquier situación (por difícil que esta sea), y dejando de aferrarnos a la idea de buscar la felicidad a costa de lo que sea. Lo importante, para Frankl, es realmente encontrar ese motivo; una vez que ese motivo es verdaderamente fuerte, es capaz de ayudarnos a “disfrutar” el viaje de la vida. No olviden la capacidad que han tenido muchas personas para trascender la situación por la que pasaban y llegar a cumplir sus metas, únicamente por la “fuerza del espíritu”.
Por último, no hay que pasar por alto que, en muchas ocasiones, la misma salud requiere de una sana tensión. ¿O no acaso disfrutamos de los obstáculos que nos produce un proyecto con el cual estamos más que comprometidos? Si la vida es como escalar una montaña, el bienestar que nos produce llegar a la cima no tiene punto de comparación con lo difícil que fue llegar; por el contrario, todos esos obstáculos, nos llenan de orgullo y nos hacen valorar aún más nuestro esfuerzo.
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